viernes, 9 de octubre de 2009

DEFENSAS ESPECÍFICAS

Se denomina defensa específica a los mecanismos que se desencadenan cuando un determinado antígeno, y no otro, ha penetrado en el interior del organismo. Esta respuesta inmune presenta las siguientes características:
● Especificidad. Sólo actuarán aquellas células activadas por el antígeno que penetró en el organismo, y no otras. Además, esas células sólo actúan sobre antígenos externos, no sobre células propias.
● Memoria inmunológica. La memoria inmunológica es la capacidad que tiene el sistema inmune para producir una respuesta rápida, eficaz y duradera frente a un antígeno que se presenta por segunda vez.
● Regulación de la respuesta. El proceso finaliza de forma gradual, atendiendo a la disminución de antígeno
● Tolerancia de lo propio. Durante las primeras fases del desarrollo este sistema "aprende" a reconocer lo propio, cuando esta tolerancia se pierde aparecen las enfermedades autoinmunes.
El sistema inmunitario específico está formado básicamente por miles de millones de células llamadas linfocitos y por moléculas de proteínas, los anticuerpos.
LINFOCITOS
Son células sanguíneas que se desarrollan a partir de las células madres hematopoyéticas, presentes en la médula roja de ciertos huesos, que dan lugar a todos los tipos de células sanguíneas: glóbulos rojos (eritrocitos), glóbulos blancos (leucocitos) y plaquetas.
Los linfocitos, uno de los tipos de leucocitos (glóbulos blancos), que a diferencia de los otros leucocitos no pueden formar pseudópodos y, por tanto, no fagocitan. Sin embargo, tienen capacidad para reconocer antígenos concretos, por ello son los responsables de la especificidad inmunitaria. Se encuentran en grandes cantidades en la sangre, linfa y órganos linfoides (timo, nódulos linfáticos, bazo y apéndice). Hay dos tipos los linfocitos T y los linfocitos B según el lugar donde maduren.
Ambos tipos de linfocitos son morfológicamente exactos, es decir, imposibles de distinguir a nivel microscópico. Son células con un gran núcleo central. En la corriente sanguínea son esféricos y adoptan formas diversas al pasar a través de los vasos. Se diferencian cuando entran en contacto con un antígeno que los estimula a proliferar y desarrollarse. Los linfocitos B cambian de morfología y se convierten en células plasmáticas secretoras de anticuerpos, con un retículo endoplásmatico rugoso muy desarrollado. Los linfocitos T maduros no segregan anticuerpos y se retículo endoplásmatico rugoso está poco desarrollado.
► Linfocitos B, son los linfoblastos que maduran en las aves en la bolsa o bursa de Fabricio (órgano de las aves en el que se descubrieron), en los mamíferos maduran en la placa de Peyer de la pared intestinas o se quedan en la médula ósea a madurar.
Los linfocitos B fabrican anticuerpos, proteínas que actúan de forma específica ante la presencia de antígeno (nombre por el que se conoce a toda molécula capaz de desencadenar una respuesta inmunitaria).
Estos anticuerpos segregados por los linfocitos B se vierten a la circulación general y se unen específicamente a los antígenos responsables de su formación. Este tipo de respuesta inmunitaria recibe el nombre de respuesta inmunitaria humoral.
► Linfocitos T, son los linfoblastos que maduran en el timo, órgano linfoide que en el hombre se encuentra en el pecho, inmediatamente debajo del esternón.
Los linfocitos T llevan a cabo la respuesta inmunitaria celular, destruyendo los microorganismos portadores de antígenos y a las células propias infectadas por ellos. También estas células inducen a otras a realizar labores similares, lo que se conoce como cooperación celular.

ANTICUERPOS
Los anticuerpos son glucoproteínas secretadas por las células plasmáticas, que reciben colectivamente el nombre de inmunoglobulinas (abreviadamente Ig). La especificidad de estas proteínas ante los diferentes antígenos es semejante a la de la enzima con respecto a su sustrato. Los anticuerpos circulan por la sangre y penetran en los fluidos corporales donde se unen específicamente al antígeno que provocó su formación.
► Estructura de los anticuerpos:
Las inmunoglobulinas son moléculas que tienen forma de “Y” constituida por cuatro cadenas polipeptídicas iguales dos a dos. Dos cadenas pesadas o cadenas H (del inglés heavy) y dos cadenas ligeras o cadenas L (light) de menor peso molecular. Las uniones entre las cadenas se hacen mediante puentes disulfuros (-S-S-).
Las zonas amino terminales de las cadenas H y L constituyen las regiones variables cuya secuencia de aminoácidos es específica de cada anticuerpo (por ellas se unen a los antígenos). La porción carboxilo terminales corresponden a las regiones constantes, que varían muy poco dentro de cada tipo de inmunoglobulina.

► Tipos de anticuerpos
Existen cinco tipos de inmunoglobulinas que se diferencian en la secuencia de aminoácidos de las regiones constantes de sus cadenas pesadas y en la forma de eliminar células o sustancias extrañas al organismo.

► Reacciones antígeno-anticuerpo.
Tanto la respuesta humoral como la celular suponen el reconocimiento de determinadas estructuras químicas en la superficie de macromoléculas extrañas, los antígenos. Las zonas del antígeno que se unen específicamente con el anticuerpo o con el receptor de un linfocito, se denominan determinantes antigénicos.
Cada antígeno puede presentar varios determinantes antigénicos diferentes que estimulan la producción de anticuerpos y la repuesta de los linfocitos T. Estas estructuras químicas, los determinantes antigénicos, son los responsables de la especificidad de la respuesta inmunitaria.
Cuando se ponen en contacto un antígeno con el anticuerpo específico, reaccionan uniéndose mediante un enlace no covalente y se desencadenan una serie de procesos capaces de neutralizarlo y eliminarlo.
La combinación del anticuerpo con el antígeno desencadena una serie de procesos capaces de neutralizar y eliminar a una sustancia extraña.

● Reacciones más importantes entre antígeno y anticuerpo son las siguientes:
Precipitación. Al unirse antígenos y anticuerpos solubles forman agregados insolubles que precipitan, lo que inactiva a los antígenos.
Aglutinación. El anticuerpo se une a antígenos situados en la superficie de una célula. Como los anticuerpos tienen dos puntos de unión, los microorganismos forman agregados y ya no pueden infectar otras las células.

La hemoaglutinación se produce entre los anticuerpos del plasma sanguíneo y los antígenos de los glóbulos rojos de la sangre de diferente grupo sanguíneo. Esta prueba es fundamental en la determinación de los grupos sanguíneos ABO.
Neutralización. La unión del anticuerpo bloquea la acción de los antígenos contra la célula. Así, los antígenos no se pueden unir a las células y matarlas
Opsonización. Producida por unos anticuerpos especiales (opsoninas), que se fijan sobre la superficie del antígeno facilitando la acción de células fagocitarías y células asesinas naturales (NK).

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